lunes, mayo 21, 2007

Tengo que confesarlo: me calientan los bizcos.

jueves, mayo 10, 2007

La viborita
Llegué del sur hace unos días. Sí, mamá, llegué bien. Sí, fuimos despacio. 12 horas. Cipolletti. Al lado de Neuquén, sí. 1200 kilómetros. Bueno, pero tené en cuenta que casi ni paramos. La cosa es que llegué bien, mamá.

Tengo descanso hasta el lunes. Pero ayer no paró de sonar el celular, y hoy me pidieron que pase por la productora antes de las seis a dejar lo último que grabamos. Y mañana reunión a las doce. Descanso las pelotas. Pero en fin.

Voy en taxi, dada la urgencia (el auto le tocó a él hoy). Llego seis y cuarto. Me reciben el guionista y la coordinadora de edición. Las luces de la productora están apagadas: me están esperando para poder irse (¿están a full pero se van todos a las cinco?). Me cuentan chismes, les devuelvo anécdotas del viaje, me jacto de lo bien que comí (no me jacto de los tres kilos de más que me traje), y todo muy simpático.

Podría volverme en taxi, pero no tengo mucho apuro. Voy hacia Alvarez Thomas a tomarme el 140, pero en el camino me acuerdo que el 151 para más cerca, y me deja igual. Tengo monedas: bien. Hay una señora esperando. Llega el 184, que para ahí mismo, y la señora se sube. Quedo primero en la fila. Me había olvidado el placer tonto que me generaba eso. El 151 llega rápido, con un par de asientos vacíos. Un chico lindo está delante de la máquina expendedora esperando que esta deje de exigirle cinco centavos más de los ochenta que puso. Se le cae una moneda de diez sobre mi zapatilla; se la alcanzo. La máquina entiende que ochenta son ochenta y tira el boleto. A mi no me hace problema. Me da veinte de cambio y me siento en uno de los asientos reservado para los viejos, en contra del tránsito. Mando un mensajito, todavía sin contestar. Por suerte mi celular tiene el juego de la viborita, mi nueva adicción. Ayer le subí una rayita al nivel, porque ya me parecía demasiado fácil. Pero todavía no le agarro la mano a la nueva velocidad y no puedo evitar que la viborita se choque contra sí misma a los 400, 500 puntos. Pierdo un par de veces y me aburro. Se sienta un tipo todo sudado enfrente (olorosamente sudado, me refiero). Odio al hijo de puta que diseñó estos colectivos. Porque en el subte por lo menos los tenés un poco más lejos, pasillo de por medio (bueno sí, en la línea E todavía están los coches viejos con asientos enfrentados, pero vamos, quien toma la línea E?), pero acá tenés a tu vecino de asiento a pasitos de tu cara. Para algo están las ventanillas, supongo. No sé porqué pienso en el chico de ojos celestes. Ya no me amargo. No siento nada, casi. ¿Un poco nostalgico? ¿De qué? Como siempre que me pongo a pensar, sea de lo que sea, me agarran ganas de llorar. Me muerdo el labio, como si eso me ayudara a que no se me caiga ninguna lágrima, y trato de pensar en otra cosa. Cuando me doy cuenta, estoy en Cabrera. El timbre abre la puerta, la puerta me eyecta hacia afuera. Hay una florería nueva, pienso. Pero no, me doy cuenta de que no estoy en la cuadra que creo que estoy: estoy en otra. Estoy en otra.

Camino rápido hasta el edificio. Tengo hambre: pienso en el café con leche con galletitas con mermelada de durazno que voy a hacerme en breve. La gata me recibe en la puerta con sus maullidos. Pongo el agua en la pava, la pava en el fuego. La computadora está prendida. Paseo por un par de Internet pero no hay nada que me llame la atención (Ah, sí, como que no: Nicole Newmann NO está embarazada). Le doy vueltas a la idea y, finalmente, me decido: tecleo www.blogger.com, y aprieto Enter.

jueves, mayo 03, 2007

Momma was queen of the mambo, papa was king of the bongo

A vos, Gabriel nosecuanto, director de la escuela de Río Percy; sí, a vos: devolveme la campera azul con capucha de simil corderito marron amostazado que me olvide en tu escuela rural. No sé, mandamela en un micro, por avión, no sé. Y no me vengas con esos cuentos de que "me tengo que subir al cerro para tener señal de celular" y que "cuando nieva me quedo sin luz y no puedo chequear los mails" y respondeme, flor de chanta.

PD: que alguien me saque la cancion King of the Bongo de la cabeza, porque encima la trato de cantar y no me acuerdo la letra y me trabo y hago papelones.

PD2: Blogger, en este humilde acto, me anuncia que, ahora sí, este es el post nº 100 de Este Blog. Eeeehhhh.